EN EL AEROPUERTO                                         DIARIO

 

¡Tengo sueño! Sólo dormí cuatro horas. Me siento agotada. Dejamos la habitación esta mañana a las cinco. Fuimos directamente al aeropuerto en un autobús de enlace gratis.  Fuimos a facturar el equipaje y sacar los billetes de embarque. Hay facturación online en el sitio web de la línea aérea pero como no tenía impresora, no pude hacer el check in en línea.

Mi equipaje pesaba demasiado, así que tuve que sacar algunos de los regalos y ponerlos en el equipaje de mano para evitar pagar más dinero. Elegí un asiento de la ventanilla porque no me gustan los asientos de pasillo.

Lo bueno es que el aeropuerto de Menorca es pequeñito en comparación con los aeropuertos grandes como Madrid o Barcelona, entonces nos tomó mucho tiempo para pasar por el control de seguridad.

Fuimos todos a la puerta de embarque para embarcar con los otros pasajeros, cuando de repente oí un grito del otro lado del aeropuerto: “!Espera….espera!”.

 

Me di vuelta y vi a Luca corriendo hacia mí, me cogió de los hombros y me dijo “Por favor, quédate un par de días más conmigo, aquí en Menorca, te lo ruego. ¡Por favor, no te vayas!”.

 

Mi padre, sin querer perder tiempo y por miedo de perder el avión, me miró y me dijo: “No me parece una buena idea. Si te quedas, tendrás que pagarte otro billete, además del hotel y no será barato y os conocéis desde hace apenas diez días, me parece una locura”.

 

Mi madre, viendo la tristeza en mi ojos y siendo siempre una persona comprensiva, respondió: “¡Cállate Antonio! ¿No ves que la chica está enamorada? Y mira los ojos enamoradísimos de Luca. Es amor a primera vista. Me dí cuenta desde el primer momento que los vi juntos en la excursión en barco.”

 

“Le pagaré los billetes yo” exclamó Luca mirando hacia mis padres. “Y el alojamiento, y la comida y todo. La cuidaré mucho. No hay que preocuparse por nada. Me encargaré de todo”.

 

Mis padres aceptaron y mi padre, preocupado, nos dio un montón de ordenes antes de irse: “¡Llámanos esta tarde!, ¿vale?, ¡vete a comprar los billetes de vuelta ahora mismo!, ¡Cuida a mi hija mucho!, ¡No la dejes sola!”

 

Luca hizo muchas promesas a mis padres. Nos despedimos de mi familia. Luca me cogió de la mano y juntos volvimos a Cala Galdana.